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José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998.
Más opiniones de Saramago

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Brazos en alto

Publicado: 30 May 2011 en Uncategorized
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Fuente: La Razón
19 Mayo 11 – – José Luis ALVITE

Uno de los muchachos acampados con los «indignados» en la madrileña Puerta del Sol proclamó en un telediario la idea simple y crucial de que lo que se necesita en España no es que se hagan cosas legales, sino cosas justas. Se trataba de una clara alusión a que la legalidad es a menudo la causa de muchas injusticias y supone una seria advertencia de los «indignados» al reclamar que por fin en España alguien se tome en serio la tarea apremiante de procurar que lo legal coincida con lo justo. No hará falta advertir que no hay una sola dictadura que no se base en cierta clase de legalidad, aunque sea a expensas de perjudicar la esencia de la justicia. A la democracia llegamos hace más de treinta años en España gracias a la conculcación de la legalidad vigente en la dictadura de Franco. Vivimos ahora en un agradable régimen de libertades, es cierto, pero no hemos desterrado del todo algunos de los nocivos hábitos de entonces, de cuando en España el hijo del farmacéutico heredaba la farmacia y la hija de la portera heredaba casi sin remedio la portería. A cambio de haber contenido la expansión de cierta oligarquía aristocrática, el sistema político consagró entre nosotros la existencia de castas políticas que nacieron en el seno de los partidos y acabaron apoderándose de ellos. Esas castas propiciaron la irrupción de una nueva aristocracia del dinero fresco y la implantación de un nepotismo político y económico que al instalarse en el Poder amenaza con acaparar las riendas del Estado. Al amparo de esa perversión de la democracia han proliferado la inmoralidad política y una corrupción que pudre las estructuras de una democracia que se creía sólida, igual que destruyen con su tenacidad las termitas los retablos de las iglesias. Con razón piden los «indignados» la adopción urgente de listas electorales abiertas. Muchos políticos profesionales admiten que es necesario hacerlo, pero aquí nadie ignora que no lo harán porque las listas cerradas les ayudan a perpetuarse en puestos que ellos trasmiten a sus descendientes casi en el paquete ordinario de la herencia. Por eso tienen los «indignados» la sensación de que en España el sentido de la democracia ha sido invertido y creen que las elecciones en cierto modo sólo sirven para que la sociedad civil ejerza irónicamente su extraño derecho a perder la libertad. Como les ocurre a los «indignados», también yo me siento insultado por quienes con su codicia o con su demagogia han corrompido la democracia y, también como ellos, me siento atracado. Por eso cada vez que veo una urna, de manera instintiva me entran ganas de acercarme a ella con los brazos en alto.


La plataforma ciudadana «Democracia real ya» en Guadalajara, integrada en la plataforma estatal (http://www.democraciarealya.es/), convocantes de las manifestaciones que se celebraron el pasado domingo 15 de Mayo en más de 60 ciudades de España, entre ellas Guadalajara, hace un llamamiento a todos los ciudadanos y ciudadanas a reclamar su legitimidad democrática. «Democracia» significa gobierno del pueblo o poder del pueblo, y el pueblo tiene derecho a obtener y garantizar su soberanía.

Llevamos más de 30 años con un modelo de democracia en la que los representantes políticos hablan y deciden, y los ciudadanos escuchan, obedecen, y como mucho votan cada cuatro años, nuestros representantes políticos no se han dado cuenta de que eso ya ha cambiado, entre otras razones por la aparición de internet y la sociedad de la comunicación, la información y la innovación continua, En España hay ya 27 millones de internautas. A partir de ahora los ciudadanos hablan y deciden, y los políticos escuchan y obedecen, que para eso están. No hacemos un llamamiento a los políticos porque sabemos que no van a cambiar, los políticos cambiarán cuando cambien los votantes, los ciudadanos, por eso nuestro llamamiento es a los ciudadanos.

La Constitución Española, en su Preámbulo, dice lo siguiente:

Artículo 1.

1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

Pues bien, en España no hay Libertad, puesto que para ser plenamente libre, hay que serlo económicamente, millones de personas en España están sometidas por las cadenas del desempleo, la falta de oportunidades, las deudas y los salarios miserables.

En España no hay Justicia, cuando las entidades financieras, creadoras de la burbuja inmobiliaria con los políticos como cómplices, echan a las familias de sus viviendas, se las adjudican por la mitad de su valor, y luego las revenden. Tampoco hay justicia cuando ésta se divide por clases sociales, la justicia para el pueblo, a la que se torpedea privándola de medios eficaces, y la justicia para los elegidos, cuya función es la de esperar a la prescripción de sus delitos.

Tampoco hay Igualdad, puesto que el mercado español está dominado en gran parte por una oligarquía, con la misión común de exprimir a los ciudadanos, donde día sí y día también, se crean barreras de mercado a medida de los empresarios afectos a los partidos políticos. Donde el esfuerzo, la educación y la iniciativa tienen como recompensa el paro, la ruina y el acoso de la Administración.

Ni tampoco hay Pluralismo Político, cuando tenemos que soportar una dictadura de partidos corrupta, amparada por unos medios de comunicación serviles, donde el lugar del Pueblo ha quedado reducido a acudir cada cuatro años a las urnas, para refrendar unas listas que se deciden dentro de los partidos, con el fin de recabar una legitimidad falsa para unos individuos que no se representan más que a sí mismos y a su bolsillo.

Desde 1978 vivimos en una mentira, que amparamos por dejadez en unos casos, inocencia en otros, silencio cobarde en la mayoría. El pasado 15 de Mayo de 2011 hemos dicho ¡basta, hasta aquí hemos llegado!, de forma pacífica pero imparable, los españoles hemos ido tomando nuestras plazas, nuestras calles, nuestros foros, para deciros lo siguiente:

Vuestro tiempo se ha acabado, con vuestra codicia sin fin habéis llevado a este país a la ruina, de la mano de vuestros cómplices, pretendéis extender esta ruina a todo el mundo.

No vamos a pagar los platos rotos de la banca, nacional o extranjera, pues sabemos que vuestro plan es exprimirnos hasta el tuétano, vía impuestos y recortes de salarios, como ya estáis haciendo con nuestros conciudadanos en Grecia, Portugal e Irlanda.

Exigimos explicaciones de qué se ha hecho con los miles de millones dilapidados en las entidades financieras, y no vamos a poner un euro más hasta que los responsables de este desaguisado comparezcan ante la Justicia.

Un político corrupto ha perdido todo derecho a representar a sus ciudadanos, los españoles no vamos a permitir ni un minuto más que cargos públicos implicados en corrupción sigan en sus puestos como si no pasara nada.

Todo ello os lo exigimos, porque podemos, dado que la Soberanía reside en nosotros, sin nuestro voto de confianza, no sois nada, ya no tenéis nuestra confianza, nos habéis traicionado y os habéis enriquecido a nuestra costa.

El 15 de Mayo hemos puesto punto y final a esta democracia simulada, el Pueblo español ha alcanzado su mayoría de edad y ahora reclama su lugar, unas nuevas reglas del juego, pero ante todo, explicaciones públicas del desastre al que nos habéis conducido.

De nada sirve que tratéis de buscar manos negras, partidos ocultos, líderes en la sombra, aquí no hay nada de ese tipo de cosas a las que tan acostumbrados estáis. Somos ciudadanos, cada uno con sus creencias, ideología y visión de lo que queremos que sea España, pero con un nexo común: estamos hartos de vosotros y de la camarilla que os rodea.

Sabemos que lleváis días esperando una respuesta, aquí la tenéis, pero también en la calle. Esto no acaba más que de empezar, hemos sido muy pacientes aguantando vuestros abusos, seremos igualmente pacientes a la hora de reivindicar nuestros derechos y oponernos a nuevos atropellos, todo ello de forma pacífica, pero inflexible.

En los próximos días presentaremos nuestras propuestas políticas, abiertas a todos los ciudadanos, colectivos y plataformas, avanzando hacia un proyecto de Democracia Real, puesto que nuestro país no es como es, es como todos nosotros la hacemos.

Hagámoslo bien esta vez.

Excelente reflexión, a la deriva en la red, de otro blogero.

Fuente: lafragua.blogspot.com
La Fragua, de Toño Fraguas.
Estrategias para aceptar la muerte. Pensamiento absurdo. Cómo estar alegre. Política en sentido griego. Cuidado de uno mismo.

Muchas personas que se han entusiasmado e identificado con el surgimiento del #15m viven ahora en un clima de ansiedad. Se escuchan llamadas que piden “algo concreto”, “resultados”. No podemos tener una visión mercantilista del #15m, buscando recuperar a corto plazo ‘la inversión’ en ilusión y reflexión.

En primer lugar haríamos bien en asumir que el #15m no va a evitar que ‘este’ PP (subrayo el “este”) gane en las elecciones generales de 2012. El #15m no ha surgido para ello, ni tiene margen de maniobra para lograrlo. Sería un error estratégico precipitar los pasos en esa dirección.

El #15m no quiere que gane ni ‘este’ PP, ni ‘este’ PSOE, ni ‘estos’ partidos.

La indigencia económica y cultural, y la precariedad laboral, son abono para la indigencia ética y la precariedad moral. De eso nos estamos dando cuenta estos días. Pero desde hace décadas España se encamina por la senda que ha abierto Berlusconi en Italia, donde la corrupción es tolerada, aplaudida y recompensada por muchos ciudadanos, víctimas (a veces inconscientes) de la indigencia moral.

Detener esa inercia en menos de un año parece casi imposible, pero el #15m sí está plantando las semillas del cambio. De un cambio general, que afecte a todas las personas y, por tanto, a los partidos políticos.

Para romper la inercia ‘berlusconiana’ hace falta inocular, de manera constante, los valores que recupera el #15m; y hacerlo como una lluvia fina que vaya calando poco a poco las relaciones interpersonales.

Creo que el #15m no es una película con un desenlace. No es un concurso de la tele donde al final de toca un coche. Caer en el ‘resultadismo’, querer demasiado pronto algo excesivamente concreto y detallado supondría dejar muchos ciudadanos fuera. Esto acaba de empezar.

La democracia real, entre otras cosas, es democracia de los pequeños gestos cotidianos. Por eso el hecho de que el #15m vaya a inspirar la creación de asambleas en barrios y pueblos es muy importante. El tejido asociativo y vecinal, extinguido prácticamente en su totalidad, es el lugar idóneo para recuperar el ejercicio de la ciudadanía.

Algunos resultados del #15m ya existen, pero para verlos hay que cambiar nuestra forma de pensar y alterar nuestras ideas sobre causas y efectos.

Un resultado es que mucha gente que había perdido la ilusión la ha recuperado y ha visto que es posible que su voz se escuche.

Otro resultado es que niños y ciudadanos jóvenes, ajenos al debate político (de política real, no la de los partidos) ahora tienen una experiencia y una opinión al respecto.

Otro resultado es el hecho de haber dado ejemplo. Las movilizaciones, asambleas y acampadas han sido ejemplares y han ensanchado las fronteras de lo que es posible y de lo que es exigible.

El diálogo entre personas que antes ni se conocían es un resultado. La memoria y la experiencia de estos días es un fruto (un resultado, pues) que mucha gente llevará en su pensamiento para siempre.

Estos valores de diálogo, debate, honestidad, compromiso, cooperación y consenso no han comenzado con el #15m, pero han tomado un impulso perdido desde hace años y esto también es un resultado.

Hemos aprendido, nos hemos reído y nos hemos divertido: y eso también es un resultado.

Ahora se habla de un consenso de mínimos (sobre la ley electoral y sobre la lucha contra la corrupción en los partidos políticos, por ejemplo). Algunas personas piden la creación de un partido. Gestos ‘a lo grande’.

No busquemos atajos utilitaristas. Debatamos, como se viene debatiendo especialmente en Internet y cada vez más en la calle, en las asambleas.

Hagamos pensar a los demás y hagámonos pensar a nosotros mismos. Cuando alguien nos pregunte de qué ha servido el #15m, o cuando alguien os diga que no ha servido para nada, pensad en todo el trabajo que nos queda por hacer. Queremos convencer, no vencer.

Somos muy variados: heterogéneos en esencia y apariencia. No tengamos miedo a cierta incoherencia (lo establecido es mucho más incoherente), no tengamos miedo a cierta inconcreción (mucho más inconcretos son la mayoría de los políticos profesionales y de los poderosos), no tengamos miedo a los errores (más yerran ellos) ni a cierta candidez.

Lo seco absorbe, y la sociedad está seca. Algo empieza a fluir: son ideas.

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